Por Raylan:
Me estaba arreglando para la fiesta. Después iría a por Nadia. Nadia. Nadia. Era perfecta, lo tenía todo: belleza, inteligencia (no tanta como yo, pero la tenía), y una fuerza interior sorprendente. Aunque cada vez que salía con un chico me ponía terriblemente celoso pero no podía decir nada para no echar a perder una amistad tan grande como la nuestra.
Conocía mucho a Nadia y sabiendo que vamos a ir a una fiesta no va a parar de bailar y ella cuando bailaba podía llegar a ser MUY SEXY y seguro que iban a ir el imbecil (el quarterback del equipo de fútbol que de repente se había obsesionado con ella) y el gilipollas (el maloso de todo el instituto) bueno estos dos no paraban de rebolotear alrededor de ella, era penoso e irritante.
De repente sonó mi móvil:
-¿Diga?
-Hola, soy Nadia,- hasta su voz era perfecta- ¿se puede saber cuando te vas a pasar?. Vamos a llegar tarde.
-Voy para allá.
-Te espero.
Y colgó.
Bajé las escaleras y me monté en el coche. Estaba deseando volver a verla. Llegué a su casa y ella estaba esperando en la puerta estaba radiante como siempre seguro que cuando la miraba parecía un completo inútil.
-Por fin ya estaba deseando que aprecieras.- yo si que deseaba verla.- Bueno..., ¿nos vamos?
-Sí, claro monta.
Cuando ya llegamos a la fiesta vi que fuera en la calle estaba Alejandro (el gilipollas) con su pandilla y cuando vió a Nadia la repasó con la mirada y senos acercó con una sonrisa de salido.
-Mierda se acerca- susurro Nadia. Por suerte a ella no le interesaba él.
-Hola Nadia.- pasó olimpicamente de mí, ni que fuera invisible.
-Hola ¿te apartas, por favor? Intento entrar a la fiesta.
-Si quieres podemos montar una fiesta tú y yo en privado.
-JAMAS. ¿Me oyes? JAMAS SALDRIA CONTIGO.
-Eso dices ahora ya veras como cambias de opinión en este verano.
Nadia en vez de responder le empujó y me llevó con ella dentro de la casa. De repente me inundó una rabia hacia mí mismo por no hacer nada.
-Nadia. Lo siente debí de haber dicho algo.
-No tranquilo sé defenderme yo solita. No pasa nada.- Pero yo no me quedaba tranquilo pero lo dejé correr.
Y cómo no había música con mucho ritmo y muy alta, perfecta para Nadia. En ese momento odié que no me gustase bailar.
-Voy a bailar, tu quedate. Sé que no te gusta- iba a replicar pero ella se fue directa a bailar. No pasaron ni dos segundos cuando ya se le puso encima un tío y empezó a bailar con ella.
No me di cuenta hasta que llegué que me habia encaminado hasta donde estaba Nadia y aparté a ese chico de su lado y me puse a bailar con ella. No me gustaba bailar, pero no se me daba mal.
-¿Qué haces?- dijo ella riendo- Lo has apartado de un manotazo.
-Es un perbertido se le ve y sabes que soy muy sobreprotector.- Y estoy completemente enamorado de ti, claro que no lo dije.
-Vale.
Empezé a bailar con ella cada vez mas cerca. Nuestros labios casi se rozaban cuando....
Me estaba arreglando para la fiesta. Después iría a por Nadia. Nadia. Nadia. Era perfecta, lo tenía todo: belleza, inteligencia (no tanta como yo, pero la tenía), y una fuerza interior sorprendente. Aunque cada vez que salía con un chico me ponía terriblemente celoso pero no podía decir nada para no echar a perder una amistad tan grande como la nuestra.
Conocía mucho a Nadia y sabiendo que vamos a ir a una fiesta no va a parar de bailar y ella cuando bailaba podía llegar a ser MUY SEXY y seguro que iban a ir el imbecil (el quarterback del equipo de fútbol que de repente se había obsesionado con ella) y el gilipollas (el maloso de todo el instituto) bueno estos dos no paraban de rebolotear alrededor de ella, era penoso e irritante.
De repente sonó mi móvil:
-¿Diga?
-Hola, soy Nadia,- hasta su voz era perfecta- ¿se puede saber cuando te vas a pasar?. Vamos a llegar tarde.
-Voy para allá.
-Te espero.
Y colgó.
Bajé las escaleras y me monté en el coche. Estaba deseando volver a verla. Llegué a su casa y ella estaba esperando en la puerta estaba radiante como siempre seguro que cuando la miraba parecía un completo inútil.
-Por fin ya estaba deseando que aprecieras.- yo si que deseaba verla.- Bueno..., ¿nos vamos?
-Sí, claro monta.
Cuando ya llegamos a la fiesta vi que fuera en la calle estaba Alejandro (el gilipollas) con su pandilla y cuando vió a Nadia la repasó con la mirada y senos acercó con una sonrisa de salido.
-Mierda se acerca- susurro Nadia. Por suerte a ella no le interesaba él.
-Hola Nadia.- pasó olimpicamente de mí, ni que fuera invisible.
-Hola ¿te apartas, por favor? Intento entrar a la fiesta.
-Si quieres podemos montar una fiesta tú y yo en privado.
-JAMAS. ¿Me oyes? JAMAS SALDRIA CONTIGO.
-Eso dices ahora ya veras como cambias de opinión en este verano.
Nadia en vez de responder le empujó y me llevó con ella dentro de la casa. De repente me inundó una rabia hacia mí mismo por no hacer nada.
-Nadia. Lo siente debí de haber dicho algo.
-No tranquilo sé defenderme yo solita. No pasa nada.- Pero yo no me quedaba tranquilo pero lo dejé correr.
Y cómo no había música con mucho ritmo y muy alta, perfecta para Nadia. En ese momento odié que no me gustase bailar.
-Voy a bailar, tu quedate. Sé que no te gusta- iba a replicar pero ella se fue directa a bailar. No pasaron ni dos segundos cuando ya se le puso encima un tío y empezó a bailar con ella.
No me di cuenta hasta que llegué que me habia encaminado hasta donde estaba Nadia y aparté a ese chico de su lado y me puse a bailar con ella. No me gustaba bailar, pero no se me daba mal.
-¿Qué haces?- dijo ella riendo- Lo has apartado de un manotazo.
-Es un perbertido se le ve y sabes que soy muy sobreprotector.- Y estoy completemente enamorado de ti, claro que no lo dije.
-Vale.
Empezé a bailar con ella cada vez mas cerca. Nuestros labios casi se rozaban cuando....